Lo primero que debemos recordar es que el alcoholismo es una enfermedad que nos ataca física, mental, emocional, espiritual y socialmente.
Para hablar de la psicosis del alcohólico debemos estudiar la parte MENTAL de la enfermedad.
Sabemos que mientras el alcohólico no toque la bebida generalmente reaccionará igual al resto de las personas. Estamos también positivamente seguros de que, una vez que penetre cualquier cantidad de alcohol en su organismo, algo sucederá, tanto mental como físicamente, que prácticamente lo habrá de imposibilitar de dejar de beber. La experiencia de cualquier alcohólico puede confirmar plenamente este hecho.
Si la persona nunca ingiriera esa primera copa ,que pone en marcha todo el terrible ciclo, no pasaría nada extraordinario. Por lo tanto el principal problema del alcohólico radica en su mente mas que en su cuerpo.
Pocos son los alcohólicos activos que tienen una idea de lo irracionales que son, o que, al ver esa irracionalidad, pueden soportar el enfrentarse a ella. por ejemplo, algunos estarán dispuestos a llamarse a si mismos “bebedores problema”,pero no pueden resistir que se les sugiera que de hecho, estén mentalmente enfermos.
Los instiga a esta ceguera un mundo que no comprende la diferencia entre beber juiciosamente y el alcoholismo. La cordura está definida como la “salud de la mente”. Sin embargo, ningún alcohólico, al analizar sobriamente su conducta destructiva, no importa si la destrucción haya sido contra los muebles del comedor o contra su fibra morral, puede pretender que tiene salud de la mente.
No somos responsables de nuestra enfermedad, nadie es responsable de nuestra enfermedad, pero si somos los únicos responsables de nuestra recuperación, cuando tomamos la decisión de que estamos dispuestos a hacer lo que sea necesario para no beber esa primera copa, entonces estamos dando el primer paso para recuperar el sano juicio, para recuperar la razón.
Nosotros en A.A sabemos lo inútil que es tratar de romper la obsesión de beber, solamente por medio de la fuerza de voluntad. Sin embargo sabemos que se necesita una gran cantidad de buena voluntad para adoptar los 12 pasos de A.A, como una forma de vivir que nos puede devolver la cordura.
En 1,950 el alcoholismo fue considerado por la Sociedad Mundial de la salud como una enfermedad, pero en el año 1,968 la Asociación Americana de Psiquiatría la reconoció como una enfermedad mental.
Al igual que cualquier trastorno psiquiátrico, sucede que el alcohol transforma el funcionamiento de algún área del cerebro, en este caso de los neurotransmisores.
El primer síntoma de la parte mental de la enfermedad que presenta la persona adicta es la pérdida del sano juicio, si nos preguntamos qué es esto solo recordémonos de los fondos a los que hemos llegado y preguntémonos si estas cosas las hubiéramos hecho estando sobrios. El simple hecho de beber sabiendo que las consecuencias de esto para nosotros son funestas es una muestra de que ya estamos mentalmente afectados, el hecho de que después de haber sufrido repetidamente dichas consecuencias volvamos a beber lo es aún más
Un adicto cuando está consumiendo pasa por situaciones iguales a las que sufre un maniaco depresivo, un paranoico, un psicópata violento, sufre de lagunas mentales, no puede coordinar sus pensamientos, sus palabras y sus actos, tiene una compulsión y una obsesión por seguir bebiendo a pesar de cualquier consecuencial, lo que demuestra que ya no es dueño de sus actos ni de manejar su propia vida según su voluntad, tiene alucinaciones, delírium trémenos y delirio de persecución, etc.,síntomas que son exactamente los mismos que los de un enfermo mental.
Cuando una persona no ha comido o bebido agua por algún tiempo, su cerebro le empieza a enviar la orden de conseguir comida o agua como sea, si la persona no lo hace de inmediato esa orden se convierte en una obsesión y llega el punto de que la persona no puede pensar en nada más que en satisfacer su sed o su hambre y está dispuesta a hacer cualquier cosa por conseguirla. De esa misma forma funciona el cerebro de un adicto cuando por alguna razón no tiene a su disposición su droga, su cerebro le manda la orden de conseguirla a cualquier precio puesto que el cuerpo la necesita ,esto es la incidía Wu obsesión por beber o drogarse. Por esta razón es que nosotros vemos personas que están a punto de perderlo todo o que ya han perdido todo y a pesar de eso siguen bebiendo, no saben como romper con esta continua obsesión.
Otra característica de la enfermedad mental que presenta el adicto principalmente en la parte inicial de la etapa crónica de su enfermedad es la negación, y la racionalización, todo el mundo se da cuenta de la gravedad de su problema menos Él, sus familiares o amigos le pueden decir que tiene problemas con la bebida pero el adicto lo va a negar, va a racionar porqué es que toma y va a empezar a pensar que las personas que le dicen esto tienen algo contra Él o tienen algún interés en hacerlo sentir mal, cree que se lo dicen porque lo odian o porque son unos chismosos o unos exagerados. La negación y la racionalización en su máxima expresión.
La asociación mundial de la salud define el alcoholismo así: “El alcoholismo es una enfermedad que se caracteriza por un deterioro significante asociado directamente con el excesivo y persistente uso del alcohol. El deterioro puede presentarse en disfunciones fisiológicas, psicológicas, o sociales”.
Hasta ahora hemos hablado de los problemas que en el aspecto psicológico sufre un adicto en consumo.
Pero en parte también es por razones psicológicas las personas están predispuestas a convertirse en adictas desde una temprana edad. El primero en estudiar esto fue Sigmund Froyd(1,955), Fenichel(1,945), Adler(1,941) Meninger(1938), escribieron acerca de la dinámica del alcoholismo como la autodestrucción inconsciente, El psicólogo Jelinec, quien creó la tabla de la alcoholomanía, estudió no solo a las personas alcohólicas sino los métodos empleados por A.A ,que según Èl era lo único que había demostrado tener algún éxito en la recuperación de los adictos o alcohólicos. Estos estudios demuestran que el alcohólico tiene una enfermedad mental incluso antes de beberse su primera copa (predisposición). Al igual que muchos otros trastornos psicológicos, la terapia puede ayudar al adicto a aprender a controlar sus emociones, a volver a la realidad, a recuperar el sano juicio.
El programa de 12 pasos de A.A y N.A trabaja este punto en el segundo paso que dice ” llegamos a creer que un Poder Superior a nosotros mismos podría devolvernos el sano juicio”.
Alfredo Asturias U.
Proyecto Ariadna
Director General