La actividad sexual afecta los neurotransmisores como todas las demás actividades en las que tomamos parte. Existe también una adicción al sexo que requiere que la persona busque ayuda. Si alguien siente las mismas sensaciones que hemos descrito en las otras adicciones, con relación al sexo, debe preocuparse, y dar los pasos necesarios para resolver el problema. Cuando la experiencia sexual ha llegado a ser la fuerza principal de la vida de alguien a tal punto que sacrifica su salud, familia, amigos, valores, y trabajo, esto significa que está perdiendo el control sobre sí mismo y sus deseos, así como también que existe una compulsión física. Si el individuo ha perdido la capacidad de escoger cuándo, dónde, y con quién desea tener sexo, si, sus relaciones sexuales no son fuente de placer, sino de desesperación y vergüenza, es adicto al sexo.
Este tipo de adicto pasa por una etapa de progresión semejante a la que atraviesan otros adictos: desde la preocupación excesiva hasta la ritualización de comportamientos que lo conducen a la desesperación; sus pensamientos son confusos y lo llevan a la pérdida completa del control.
La persona que se encuentra experimentando estos problemas necesita ayuda, y pronto. Hay que reconocer que existe una adicción, que su conducta no es normal y, por lo tanto, necesita intervención temprana; de lo contrario su enfermedad terminará por acabarlo.
Resumen Sobre Este Tipo De Adicción:
Toda actividad que trae consecuencias negativas repetidas veces para la persona involucrada en ella y sus seres queridos, debe ser vista con seriedad por quien la practica y por sus familiares. Cuando un comportamiento se ha convertido en algo ilógico, irracional e irresponsable, no forma parte de una conducta normal. Hay que buscar ayuda.
Les hemos introducido en el campo de las adicciones. Todavía hay mucho que aprender sobre este tema, pero al fin se está encontrando un hilo de lógica y de sentido común que nos ayude a entender el cerebro humano o, por lo menos, comenzar a hacerlo. Esto, a su vez, nos ha ayudado a comprender mejor el vínculo del cerebro con nuestras emociones y pensamientos, y cómo podríamos dañar esta maravilla que Dios nos ha dado, sufriendo graves consecuencias en nuestro modo de pensar, sentir, y comportarnos.
Sabemos hoy muy poco pero sabemos mucho más de lo que sabíamos ayer. Y el futuro es mucho más prometedor. Esperamos un mañana de grandes descubrimientos y de éxito, para el entendimiento, tratamiento y la prevención de las adicciones. Por el bien de los que han muerto víctimas de este terrible mal, por el dolor que atraviesan actualmente muchos adictos y sus familias, y para el beneficio de las generaciones por venir, esperamos que sea muy pronto.