Cuanto más rápida es la neurotransmisión en ciertas partes del cerebro, más intensa será la emisión o producción causada. La ingestión de cocaína o el saltar de un avión con el paracaídas cerrado, son actividades que pueden alterar los neurotransmisores, y así cambiar drásticamente la forma en que nos sentimos.
Hablando en términos bioquímicos, la adicción proviene de adaptaciones neuronales a intentos repetidos y fuertes de alterar los niveles normales de neurotransmisión. El adicto al juego, es otro excelente ejemplo de una persona que experimenta adaptaciones neuronales a raíz de actividades repetidas y fuertes. Altera los niveles normales de neurotransmisión, y por lo tanto sufre una compulsión física para seguir su actividad.
La repetición de episodios que alteran las emociones de una misma intensidad, conducirá a cambios en la cantidad de enzimas (sustancia que producen las células vivas y que interviene en el metabolismo o transformación de los alimentos, neurotransmisores etc.) que se requiere para que ocurran reacciones inducidas por la neurotransmisión. Estos cambios enzimáticos provienen de la necesidad de dosis más altas de actividades o drogas para que la persona llegue al mismo nivel de emoción experimentada al principio del proceso adictivo. La sustancia denominada Adenyl cyclasa es una de las enzimas más estudiadas en este momento, por considerarse responsable, en parte, del proceso adictivo.