La cocaína es una de las drogas adictivas más potentes. Una vez que una persona ha probado la cocaína, no puede prever ni controlar hasta qué punto seguirá usándola.
Las principales formas de administración de cocaína son la aspiración o inhalación, la inyección y el fumar (incluso cristales de cocaína y crack). La inhalación es un proceso que consiste en aspirar polvo de cocaína a través de las ventanillas de la nariz, donde se absorbe a la corriente sanguínea por medio de los tejidos nasales. La inyección es el acto de usar una aguja para aplicar la droga directamente a la corriente sanguínea. El fumar entraña inhalación del vapor o humo de cocaína a los pulmones, donde la absorción a la corriente sanguínea es tan rápida como por inyección.
“Crack” es el nombre vulgar de la cocaína obtenida a partir de clorhidrato de cocaína y convertida en cristales que se pueden fumar. En lugar de ser necesario emplear el método más volátil de tratamiento de cocaína con Èter, la cocaína crack se trata con amoníaco o bicarbonato de sodio y agua y se calienta para retirar el clorhidrato, con lo que se produce una forma de cocaína que puede fumarse. El termino “crack” se refiere al crujido que se oye cuando se fuma (o se calienta) la mezcla, presuntamente causado por el bicarbonato de sodio.
Hay un gran riesgo, ya sea que la cocaína se inhale, se inyecte o se fume. Al parecer, el uso compulsivo de cocaína puede acelerarse si la sustancia se fuma en lugar de absorberse por vía intranasal. El fumar permite que dosis extremadamente altas de cocaína lleguen al cerebro muy rápido y produzcan un estímulo intenso e inmediato. El usuario de drogas inyectables está expuesto al riesgo de transmitir o contraer la infección por el VIH/SIDA si comparte agujas u otro equipo de inyecciones.
Peligros para la salud
La cocaína es un fuerte estimulante del sistema nervioso central que obstaculiza el proceso de reabsorción de dopamina, un mensajero químico que está relacionado con el placer y el movimiento. La dopamina se libera como parte del sistema de recompensa del cerebro y tiene que ver con el estímulo que caracteriza el consumo de cocaína.
Los efectos físicos del uso de cocaína incluyen constricción de los vasos sanguíneos perifÈricos, dilatación de las pupilas y aumento de la temperatura, la frecuencia cardiaca y la tensión arterial. La duración de los efectos eufóricos inmediatos de la cocaína, que incluyen hiperestímulo, reducción de la fatiga y claridad mental, depende de la forma de administración. Cuanto más rápida sea la
absorción, más intenso será el estímulo. Por otra parte, cuanto más rápida sea la absorción, más breve será la acción. El estímulo de la inhalación puede durar de 15 a 30 minutos y el de fumar, de 5 a 10 minutos. Aumentar el uso de cocaína puede reducir el período de estímulo.
Algunos usuarios de cocaína dicen que sienten desasosiego, irritabilidad y ansiedad. Se puede desarrollar una tolerancia notable del estímulo y muchos adictos dicen que tratan, en vano, de que la droga les produzca tanto placer como durante la primera exposición. Las pruebas científicas indican que la potente propiedad de refuerzo neurosicológico de la cocaína lleva a la persona al uso continuo, a pesar de las consecuencias físicas y sociales nocivas. En casos raros, puede ocurrir muerte repentina la primera vez que se usa cocaína o inesperada de ahí en adelante. Sin embargo, no hay forma de determinar quién tendría predisposición a la muerte repentina.
Las dosis elevadas o el uso prolongado de cocaína o ambas cosas pueden desencadenar paranoia. El fumar cocaína crack puede producir una conducta paranoide particularmente agresiva en los usuarios. Cuando los adictos dejan de usar cocaína, a menudo se deprimen. Eso también puede llevar a un mayor uso de cocaína para aliviar la depresión. La inhalación prolongada de cocaína puede resultar en ulceración de la membrana mucosa de la nariz y puede lesionar tanto el tabique nasal como para provocar su colapso. Las muertes relacionadas con el uso de cocaína se producen a menudo como consecuencia de paro cardíaco o ataques, seguidos de paro respiratorio.
Mayor peligro: etileno de cocaína
Cuando la gente mezcla el consumo de cocaína con el de alcohol, agrava el peligro que presenta cada droga y, sin saberlo, hace un complejo experimento químico en su propio cuerpo. Varios investigadores patrocinados por el NIDA han descubierto que el hígado humano combina la cocaína con el alcohol y fabrica una tercera sustancia, el etileno de cocaína, que intensifica los efectos eufóricos de la cocaína y, al mismo tiempo, tal vez aumenta el riesgo de muerte repentina.
Tratamiento
El abuso generalizado de cocaína ha desencadenado un extenso esfuerzo por establecer programas de tratamiento contra esta clase de toxicomanía. Según el perfil estatal de abuso de alcohol y drogas, en el ejercicio económico de 1995, en los Estados Unidos 333.359 pacientes fueron sometidos a tratamiento por abuso principalmente de cocaína en programas subvencionados por el estado, lo que representó casi 38,3% de los internados para tratamiento.
La más alta prioridad del NIDA en materia de investigación es encontrar un medicamento que impida o reduzca notablemente los efectos de la cocaína, para usarlo como parte de un programa integral de tratamiento. Investigadores patrocinados por el NIDA también están estudiando medicamentos que ayuden a aliviar las grandes ansias de consumir droga que sufren a menudo las personas cuando están sometidas a tratamiento por adicción a la cocaína. Actualmente seinvestigan varios productos para probar su suinocuidad y eficacia para tratar la adicción a la cocaína.
Además de los tratamientos farmacológicos, las intervenciones para modificar el comportamiento, especialmente la terapéutica cognoscitiva del comportamiento, pueden resultar eficaces en reducir el uso de drogas en los pacientes tratados por causa de abuso de cocaína. La prestación de servicios terapéuticos en una combinación óptima para cada persona reviste importancia crítica para el éxito de los resultados del tratamiento.
Alcance del uso
Estudio de observación del futuro (MTF)
El estudio de observación del futuro evalúa las proporciones del uso de drogas por adolescentes y adultos jóvenes en todo el país.
La proporción de estudiantes de último a‚o de secundaria que han usado cocaína al menos una vez en la vida ha aumentado de un mínimo de 5,9 por ciento registrado en1994 a 8,7 por ciento en 1997, pero esta cifra es menor que la máxima de 17,3 por ciento registrada en 1985. El uso corriente (en el último mes) de cocaína por este grupo de estudiantes disminuyó de 6,7 por ciento en 1985 a 2,3 por ciento en 1997. Además en 1997, 7,1 por ciento de los estudiantes de 10o grado habían usado cocaína al menos una vez, lo que significa un aumento en relación con la cifra de 3,3 por ciento registrada en 1992. El porcentaje de estudiantes de 8o grado que usaron cocaína alguna vez en su vida ha aumentado de 2,3 por ciento en 1991 a 4,4 por ciento en 1997.
En 1995, 3,6 por ciento de los estudiantes universitarios regresados de la escuela secundaria de 1 a 4 años antes habían usado cocaína en el último a‚o, y 0,7 por ciento, en el último mes.
Uso de cocaína por estudiantes, 1997:
Estudio de observación del futuro
8 grado | 10 grado | 12 grado | |
---|---|---|---|
Usaron alguna vez |
4,4% | 7,1% | 8,7% |
Usaron en el último año |
2,8 | 4,7 | 5,5 |
Usaron en el último mes |
1,1 | 2,0 | 2,3 |
Usaron a diario |
0,1 | 0,1 | 0,2 |
Grupo de Trabajo Epidemiológico Comunitario (CEWG)
Aunque los datos demográficos continúan mostrando que la mayoría de los usuarios de cocaína son adultos mayores adictos a la cocaína crack que viven en el centro de la ciudad, informes aislados en el terreno indican que hay nuevos grupos de usuarios: adolescentes que, en algunas ciudades, fuman crack junto con marihuana; usuarios de crack hispanos en Tejas; y, en la zona de Atlanta, usuarios de clorhidrato de cocaína en los suburbios de clase media, y mujeres en sus treinta que no tienen historia previa de haber usado drogas.
Encuesta domiciliaria nacional sobre abuso de drogas (NHSDA)
En 1996, aproximadamente 1,7 millones de estadounidenses usaban cocaína corrientemente (por lo menos una vez al mes). Esto significa 0,8 por ciento de la población de 12 a‚os de edad o mayor. De estos, aproximadamente 668,000 usaban crack. La mayor tasa de uso corriente de cocaína en 1996 fue la de estadounidenses entre 18 y 26 a‚os de edad (2,0 por ciento). La tasa de uso por este grupo de edad fue significativamente mayor en 1996 que en 1995, cuando era 1,3 por ciento.