Adicto es todo el que ha cruzado una pared biológica y, por ello, manifiesta una compulsión física cuando usa la sustancia. Es decir, al empezar a usar la droga, esta persona no puede predecir si la consumirá de acuerdo con sus planes, o si la compulsión se apoderará de su cuerpo y no podrá detenerse. El adicto no controla la droga; es la droga la que termina por controlar al adicto.
Lo que parece ocurrir es que la droga empieza a ocupar el lugar de los verdaderos neurotransmisores que normalmente se producen en el organismo de una persona sana, y que estarán deficientes o alterados en el organismo de la persona enferma de adicción. Al buscar el equilibrio, el organismo naturalmente produce el deseo y la compulsión por consumir más droga. Esta pérdida del equilibrio del sistema nervioso central, y por ende, la pérdida de control sobre el uso de la droga, afecta su vida total.
Debido a esta reacción bioquímica, progresivamente se van presentando los problemas en diferentes áreas de su vida, ya sean familiares, emocionales, laborales, físicos, sexuales. Todos estos contratiempos y alteraciones que se van manifestando de manera creciente, constituyen una fuerte indicación del avance de la enfermedad. Esto se hace cada vez más notorio, porque el adicto sigue usando su droga de una manera ilógica, irresponsable, a pesar de las muchas consecuencias negativas. En vez de reconocer la conexión DROGA= PROBLEMA, por el contrario, casi siempre, insiste en que sus problemas no están relacionados, en lo absoluto, con el uso de la droga. Después de todo, ¡ ésta es el único consuelo que tiene para todo su sufrimiento ¡ Y así vemos claramente la gran tragedia del adicto, que comienza a usar la droga para sentirse bien, y termina usándola para apagar el dolor y no sentir NADA.
Por supuesto, dentro de estas tres clasificaciones de consumidores de droga, tenemos muchas variantes, lo cual complica considerablemente la tarea de diagnosticar a un adicto. Hay adicciones que se manifiestan de una forma más sutil, como por ejemplo, el caso de la marihuana; pero sus efectos sobre la vida del individuo son tan devastadores como los de las demás drogas. Hay otras, como el bazuco o el crack en que los efectos de la droga, así como la progresión de la enfermedad, son tan rápidos y obvios, que el individuo mismo busca ayuda.
Hay adictos, generalmente hijos de alcohólicos o de otros adictos, que nacen tan propensos a la enfermedad, que desde la primera vez que entran en contacto con una droga, manifiestan inmediatamente la pérdida de control, y la compulsión física. Por otra parte, hay quienes demoran años en desarrollar su adicción. Estas personas beben en exceso, o abusan de las drogas repetidamente, hasta sus cincuenta o sesenta años, momento en que la adicción se presenta de manera clara e inesperada.
De esta manera podemos ver que la adicción es un enfermedad que, como la diabetes o el cáncer, puede desarrollarse muy rápidamente, o bien de manera muy lenta y progresiva; puede aparecer en cualquier etapa de la vida, desde la niñez, hasta la vejez. Nunca podemos predecir su surgimiento con certeza, pues este no está relacionado con la cantidad, dosis, duración, ni con los grados de intoxicación a los que se ha llegado. Los consumidores sociales o casuales, y los consumidores excesivos o abusadores, pueden dejar de usar la droga cuando quieran; el adicto, por otra parte, siempre va a necesitar ayuda.