Ser un ejemplo de vida para sus hijos en la familia, cumpliendo las normas que a ellos les exigimos.
– Evitar en lo posible el uso y abuso de alcohol, tabaco, psicofármacos, y de medicamentos innecesarios.
– Crear y mantener espacios de diálogos y comunicación familiar.
– Promover la expresión verbal y corporal de afectos y emociones.
– Instalar hábitos adecuados en la vida familiar: higiene, trabajo, disciplina, horarios de estudio, etc.
– Conocer y relacionarse con los amigos de sus hijos, o tomar contacto con sus padres.
– Proponer y planificar el tiempo de ocio, para que resulte gratificante: deporte, diversión, paseos, vacaciones.
– Mantener como padres una actitud coherente, firme y solidaria para que los hijos experimenten el acuerdo entre los padres, aún si estos son separados.
– No rehusar el poner límites a los hijos, si estamos convencidos de que esos límites favorecen la protección y sano crecimiento de ellos.
– No hacer por ellos lo que ya pueden hacer por si mismos.