Para hacer una buena intervención con un adicto, se debe asegurar lo siguiente:
1. Datos específicos de su actuación bajo la influencia de la droga. Hacer una lista de estas ocasiones, incluir en ella lo que sintió al verlo actuar de esa forma.
2. Comparta estas experiencias y sus sentimientos sin juzgar al adicto, después de haber aceptado el concepto de adicción como una enfermedad, y de haber procesado sus resentimientos hacia él.
3. Demuestre amor sincero y preocupación por el adicto. Es el amor de la intervención el que por fin debe penetrar las defensas del enfermo. Se separa la persona de su conducta, amando al primero y dando solución al otro.
4. Establezca una meta para la intervención, arreglando de antemano todas las posibles excusas que pueda tener el adicto para no someterse a tratamiento (niños, trabajo, casa, etc.)
5. Tenga formuladas alternativas, que serán las consecuencias que el enfermo tendrá que enfrentar en caso de seguir renuente a la intervención.
6. También debe tener un plan alternativo, en caso de que el enfermo no acepte un tratamiento tan estricto como se recomienda para su caso. Entonces, se aceptará el tratamiento que sugiera el enfermo. Pero él debe prometer de antemano, que si falla, o sea, si recae y vuelve a usar la droga, de inmediato aceptará el tratamiento propuesto por la familia originalmente.