Que debe hacer si un ser querido abusa del alcohol o de las drogas:
1. No considere el uso de alcohol o drogas como una deshonra para la familia. Las posibilidades de curación no son distintas de las que se dan en las otras enfermedades.
2. No pierda su tiempo en sermonear o regañar al que abusa de substancias. Es posible que él ya haya oído todo lo que usted le va a decir. Puede ser que acepte una parte, pero el resto no lo va a tomar en cuenta, y se corre el peligro de que aumente en él la tendencia a mentir, o que le haga promesas que de ninguna manera va a cumplir.
3. Trate de no tomar actitudes de mártir o posturas de superioridad. A veces es posible dar estas impresiones aunque no se usen palabras. Las personas que se entregan al abuso de substancias, con frecuencia perciben estas actitudes en sus familiares aunque no se expresen verbalmente.
4. No apele a la idea de “si tú me quisieras no seguirías haciéndolo”, porque el abuso de substancias es un acto compulsivo y no puede ser controlado simplemente por una decisión de la voluntad. Tales apelaciones aumentan innecesariamente el sentido de culpabilidad del paciente, que por otra parte, las considera tan absurdas como si se le dijera: “”si me quisieras no tendrías diabetes”.
5. Trate de no usar amenazas a no ser que haya pensado bien en las consecuencias y esté decidido a cumplirlas. Habrá ocasiones en que éstas sean necesarias, como por ejemplo, cuando peligra la seguridad de los ni‚os. Pero, en general, deben evitarse. Si hace una amenaza y luego no la cumple, el familiar que abusa de substancias llegará a la conclusión de que usted no estaba hablando en serio.
6. No le esconda las bebidas alcohólicas o las drogas prescritas por el médico. No trate tampoco de deshacerse de ellas. Usualmente esto le crea un estado de desesperación que lleva al adicto a buscar nuevas maneras de obtener más alcohol o pastillas.
7. No permita que el adicto logre convencerlo de que si toma, fuma, huele o se inyecta junto a él, el abuso de substancias va a ser menos de que si lo hiciera él solo. Si usted acepta esta idea, lo único que va a lograr es que el paciente posponga la búsqueda de una ayuda efectiva.
8. No sienta celos o frustraciones porque la persona que abusa de substancias tenga que ir a buscar ayuda fuera de la relación familiar. Existe la tendencia a pensar que el amor de la familia y el calor del hogar son suficientes motivos para lograr la curación de una de estas enfermedades. A veces el amor propio es más fuerte en el individuo que abusa de substancias, que sus responsabilidades familiares. Si se siente marginado cuando el paciente se dirige a otras personas en busca de ayuda, recuerde que, en el caso de otras enfermedades, nunca siente celos del médico.
9. No espere nunca un 100% de recuperación inmediata. En cualquier enfermedad hay un período de convalecencia, y a veces hay que contar con períodos de exacerbación y de recaídas.
10. No trate de defender de las presiones sociales a la persona que abusa de substancias. El está siempre expuesto a este tipo de presión, sobre protegerla puede ser contraproducente para obtener el objetivo deseado. El paciente debe aprender a decir que no por si solo. Si les advierte a las personas que lo rodean que no deben servirle tragos, o si insiste en seleccionar a los amigos con los que debe reunirse, lo estará haciendo sentirse incapaz de resolver su problema.
11. No haga por la persona que abusa de substancias lo que ella deba hacer por si misma. No puede pasar los malos ratos por él, o quitarle los problemas antes de que él pueda comprender su gravedad y sus consecuencias, y así animarse a solucionarlo.
12. Lo que si es acertado es procurar que el que abusa de substancias encuentre en los momentos de abstinencia, apoyo, comprensión y cariño.