Cuando la familia se de cuenta de que la conducta de la persona es intolerable y detecte los síntomas de la enfermedad.
Entonces hay que planear la intervención con un consejero en un lugar que no sea la casa del adicto, puesto que la conducta del adicto será otra en un lugar diferente y con una persona desconocida presente. Hay más posibilidades de que ponga atención y escuche con respeto cuando se encuentra en estas circunstancias.
De hecho, el 85% de las intervenciones realizadas con estos requisitos, han tenido éxito.