Testimonio por: Esteban
Al principio tenía mucho miedo, no sabía que me iba a llegar a encontrar, ni cómo era el lugar, ni qué tenía que hacer, solo quería que alguien me ayudara para dejarme de sentir así de triste, sólo y sin motivación de seguir. El lugar fue muy acogedor al igual que las personas (profesionales y otros internos), a pesar que sentía raro despertar en una cama que no era mía, en una casa desconocida, y con gente que no sabía quién era; en el fondo me sentía aliviado y seguro.
Me costó un tiempo acoplarme a las terapias y la dinámica que se tenía, no me gustaba compartir nada al principio y solo escuchaba, pero poco a poco me fueron empujando con mucha sutileza a que compartiera lo que me había llevado allí. Dentro de Ariadna yo aprendí cosas como lo que era levantarme temprano, comer tres veces al día, acostarme a cierta hora, seguir reglas, poder convivir con alguien más, respetar otras opiniones, etc.
Cosas que quizá ya sabia, pero no hacía. Hay muchas cosas que podría compartir dentro de lo mucho que me ayudó estar interno en Ariadna, pero siendo preciso con lo que me ha mantenido limpio y sobrio hasta el día de hoy es; que me ayudaron a reconocer que tenía un problema con el alcohol y me dieron la esperanza y las herramientas para poder vivir sin él y vivir bien, alegre y agradecido.